Empezar a plantearse elegir
la espada. Leer, en el mismo buzón de entrada, el mismo tono y el mismo estilo.
Sentir la leve punzada. Recordar mucho. Recordar tanto. Tomarse las cosas
demasiado a pecho. Que duela, a la altura de la costilla derecha, el pecho. Tener
un collage que a ratos hace sonreír y a ratos entristece. Subir las escaleras
sin demasiadas ganas. Trazar planes que no encajan. Inverosímiles, decepcionantes.
Proponerse convivir con nada. Que haya, como hubo siempre, un enorme libro
redentor. Contar con ellos. Saber que contar tiene sus trampas. Intentar dejar
de hacerlo. Fallar con todo el empeño. Tragar disgustos. Salir más fuerte en teoría. Haber
olvidado la práctica. Jugar al dominó de hostia en hostia. En mitad de una
noche que acaba. Beber cerveza. Inhalar fuerte. Y así, septiembre.
miércoles, 2 de septiembre de 2015
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario