miércoles, 2 de septiembre de 2015

Elegir la espada.


Empezar a plantearse elegir la espada. Leer, en el mismo buzón de entrada, el mismo tono y el mismo estilo. Sentir la leve punzada. Recordar mucho. Recordar tanto. Tomarse las cosas demasiado a pecho. Que duela, a la altura de la costilla derecha, el pecho. Tener un collage que a ratos hace sonreír y a ratos entristece. Subir las escaleras sin demasiadas ganas. Trazar planes que no encajan. Inverosímiles, decepcionantes. Proponerse convivir con nada. Que haya, como hubo siempre, un enorme libro redentor. Contar con ellos. Saber que contar tiene sus trampas. Intentar dejar de hacerlo. Fallar con todo el empeño. Tragar disgustos. Salir más fuerte en teoría. Haber olvidado la práctica. Jugar al dominó de hostia en hostia. En mitad de una noche que acaba. Beber cerveza. Inhalar fuerte. Y así, septiembre.

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