lunes, 24 de octubre de 2011

trágicos. errores. etecé.

relatos de trágicos errores haberlos haylos. que pasen meses sin llamar y que alguien piense que dondequiera que estés no tendrás cobertura. ya no noches, sino amaneceres hipotecando el último gramo de cordura. hoy esta ciudad parece norteña. y él vuelve pronto, aunque sea para cantarle a un pobre muerto.
más de cien mentiras: los bares que bajan la persiana y los barman con que desvariar. los domingos en lucha con el domingo, última(s) birra(s) mediante. los penaltys que no entran para que no nos olvidemos de valorar la magia. los aperitivos hasta las cuatro de la mañana. los días en que todos llaman. incluso tú.

martes, 4 de octubre de 2011

de nuevo.

La espiral, de nuevo. Otra dosis de oficina y a la cafeína le sobran claims y no hay nada tan importante que merezca ser escrito en vallas de 3x8 -primero el ancho y luego el alto, y el día que lo recuerdes serás invencible. Revisas originales y te descojonas porque todos son el mismo despropósito repetido. Tan poquito esfuerzo que sobreviene el mal de altura. Tiene forma de recuerdo, con toda su nitidez; paraliza y provoca vértigo. Entonces cierras los ojos de ganas de, como el maestro. El gris pasa de claro a oscuro por segundos, y la verdadera épica cabe en una pantalla de chat. A todo esto seguimos en deuda y otra vez nos deberían quitar lo bailado. Con un ejército de tuneladoras. Porque lo bailado vive muy adentro.
Quien lo probó lo sabe.