miércoles, 6 de abril de 2011

Así.

Un bordillo en la calle libertad -esquina con fraternidad- donde nos sentamos a fumar pero en realidad nos sentamos a arreglar el mundo o a decirnos sin decírnoslo que no estamos solos en esta montaña rusa sin cinturón de seguridad que es la vida.

Vuelvo a casa andando un día tarde y me lo encuentro y me abraza con cariño y me pregunta cómo estoy y si escribo y si alguna vez pienso en él y yo le cuento que el tiempo lo cura todo, que la paz al final llega, que a ratos sí me acuerdo, pero qué quiere, si es de noche y primavera.

Y escucho una y otra vez sus canciones; y tengo ganas de decirle que todos escribimos siempre sobre lo mismo, y que básicamente estamos solos. Y que muchos abusamos como él de los cigarrillos y el vino y la cerveza y de lo que hay después de los cigarrillos y el vino y la cerveza. Y que algunos, además, también creemos que llorar no sirve de nada y tenemos ojeras incluso entre semana y nos hemos equivocado con creces más de una vez, de diez y de mil veces.

Exactamente como él. Con tantas ganas de quitarle con cuidado las gafas. Más que de vez en cuando. Exactamente así.

lunes, 4 de abril de 2011

ulises

el viaje con el único equipaje indispensable. materia y antimateria sin blancos ni negros ni technicolor.
el extra por sobrepeso tiene forma de canciones y de historias.
algunas tristes otras en modo casi transplante de hígado el resto sobre clavículas diseñadas para que duermas ahí.
un par felices, para que vendan mucho mis memorias.
y en mitad de la nada el espejismo que se construye y se destruye una y otra vez. de forma semiautomática, tremendamente letal, obsesiva y compulsiva, como los trescientos cincuenta mil cigarrillos entre campañas y cervezas y besos y besos con cerveza, manque sean las once de la mañana y puestos a no soñar para qué nos vamos a acostar.
el viaje tejiendo y destejiendo según el viento que sople hoy en alta mar.
y ulises al otro lado de este pequeño planeta luchando como un condenado por regresar.