lunes, 30 de julio de 2012

sin nubes negras detrás.

y me vi llorar,
un río a cada lado
de mi rostro sin desmaquillar
como la propia caty jurado
pero sin nubes negras detrás.

y me vi beber,
en una maratón de 15 horas
que acabó como acaban las grandes maratones,
en noches de blanco satén,
mañanas de resaca y moratones.

y me vi reír,
nadie nunca fue mejor acompañada
porque zipi y zape nunca fallan
bendito par en misión rescate
cofrades de la santa animalada.

epílogo entre maletas, armónicas y panderetas:
entre el dolor y la nada hay que elegir el dolor.
todo lo demás es de cobardes.
en realidad no hay opción: quien lo vivió lo sabe.

y entre la resaca y la nada, qué queréis,
todavía hay menos dudas;
en todo caso otra cerveza y carcajadas.


lunes, 9 de julio de 2012

ella.

Esto es porque nunca nadie cocinó y nunca nadie cocinará mejor que ella. Porque si alguien sabe algo más de sacrificio, o de amor incondicional -que viene a ser lo mismo- es un puto extraterrestre. Porque perdió a todos los que la rodeaban y aún así siguió viva -probablemente más que nunca. Porque aún hoy sigue aprendiendo con un hambre animal, de neurología a política, de biología a matemáticas, y suma y sigue. Porque no pudo estudiar y aún así la muy bestia sabe más que nadie. Porque es tolerante y valiente y dulce. Porque es sensible hasta límites insospechados. Y porque es más fuerte de lo que todos los demás seremos capaces de soñar por mucho que vivamos. Porque no es una madre pero como si lo fuera. Porque vive sin dar lecciones pero su vida es una lección maestra. Porque casi no oye, y es incapaz de percibir los sabores y aún así sonríe cuando le llevas un pastel un domingo por la mañana. Porque guarda secretos como nadie. Porque a su lado está prohibido estar medio triste. Porque si la ves leer como un crío se te caen las lágrimas. Porque si alguien merece seguir aquí, a nuestro lado, es ella y nadie más que ella. Porque es imposible querer más a una personita molona, enorme, maravillosa, única, que en unos días va a cumplir ochenta y tres veranos. Y porque el día que no esté nos va a matar a todos un poquito; y el vacío, el muy maldito, no va a poder explicarse con palabras.

jueves, 5 de julio de 2012

como un gran sol


Y dormirá con los peces, o con señoritas molonas disfrazadas de sirena de voz de terciopelo o de cazalla. Y vivirá otros chapuzones y otras maratones, que serán de esas que dejan escalofríos por secuela pero que a la larga, despacio, se pierden. Y entonces todo, absolutamente todo, arderá como un gran sol, de la misma precisa manera que ardió las otras veces, dejando montones de ceniza y también restos de brasas, que algún día, de noche, cuando vuelvas a casa andando despacito, después de las quince cervezas de turno, relucirán.
Ahí es cuando se hará el silencio, y habrá que recuperar los disfraces de témpano, y los de bukowski y mata-hari, y también las últimas copas anestésicas y lisérgicas y terroríficas, por geniales. Y no saldrá bien, sino que saldrá pero que muy bien: si algo has aprendido a hacer en la vida es exactamente eso. Si algo no ha fallado nunca, es el ambicioso plan.