viernes, 30 de abril de 2010

Después de un concierto.


Ya habíamos llegado tarde al concierto porque yo venía de un rodaje. Que nadie jamás, y sé lo que me digo, se fíe del planning de horarios de un rodaje. Já. No se ha cumplido ni una sola vez en la historia de los rodajes, me juego la oreja derecha.
Pues aún perdiéndome los últimos dos planos, llegamos tarde al concierto, que encima era en el maldito Palau Sant Jordi, que está lo más a tomar por saco que se podía. Total, que cuando encontramos nuestros asientos (porque no es que el personal del recinto tenga muchas luces) la primera canción ya estaba a medias. Shit. Shit, shit y shit. Gracias al cielo, conseguimos calmarnos y el resto del concierto fue espectacular, de esos de pajaritos por dentro y ganas de ponerte a bailar los valsecitos, las baladas y hasta las rancheras. Maestro, no te mueras nunca.
Cuando acabó, snif, empezamos a bajar andando hacia la civilización con la absurda esperanza de encontrar un taxi más o menos cerca. Já. Una hora andando. Y cuando (estábamos ya en Parla) encontramos el primero libre, se lo dejé coger a él porque tenía que pasarse por el trabajo -no eran horas- y porque no está mal ser un poco caballero aún siendo una dama.
A lo que voy. Yo cogí la siguiente lucecita verde en lo que a esas alturas ya me pareció un milagro. Lo conducía él. Un chico monísimo que me contó porqué estaba en un taxi, que llevaba meses sin vacaciones, que vivía solo y que con un poco de suerte la semana siguiente se iba a esquiar. Preguntándome, a todo esto, por mi vida, mi concierto, vi trabajo, mi afonía. Sólo estuve con él 15 minutos. Pero supe que hay un taxista encantador en el mundo. Al menos hay uno. Y yo lo he conocido.

miércoles, 28 de abril de 2010

Asuntos de vital importancia

Uno.
Hoy he descubierto un blog que me gusta, y me gusta todavía más que su autora, por borracha que esté cuando escribe, tenga 22 años.

Dos.
Me repatea la gente que piensa que los forofos del fútbol somos despreciables. La épica, les diría, está en todas partes. Es más, pongan ni que sea un poquito en sus vidas. Un poquito nada más.

Tres.
Me alegra que venga Nacho. Desde la facción groupie-pasada de vueltas deberíamos obligarle a venir cada, pongamos, 6 meses. En plan impuesto revolucionario por molón. Voy a pensarlo seriamente.

Cuatro.
La embriaguez, digan lo que digan, es un milagro. Cómo espera la gente que aguantemos este esperpento que es el día a día, me pregunto. Y cómo carajo lo consiguen los abstemios.

Cinco.
Y si alguien vuelve a prometerte amor coge el manual de instrucciones del maestro. Y si no lo encuentras, prepárate. Y no digas que no te hemos avisado.

viernes, 23 de abril de 2010

hoy

Te duermes y tienes que ir en taxi al curro.
Y no sólo es Sant Jordi por las calles de la city (¿es que hay algo más bonito?) sino que en la radio del taxista suena 'Un buen día'.
Teniendo en cuenta que hay maneras y maneras de 'dormirse', en efecto, tiene pinta de buen día.

lunes, 19 de abril de 2010

no hay

esta vez no hay vuelta atrás.

lo deberías haber pensado un poquito más o un poquito mejor, y mira cómo está el patio que ni siquiera es un reproche.

las cosas, cuando terminan, ¿mueren bajo el sol?

ya sólo tenemos sombras, recuerdos, vacío. menudo exterminio.

y es que lo que no puede ser no puede ser y además es imposible.

al menos está el teclado, los cascos, jota*, etcétera, todo lo que mueve, pro-mueve, con-mueve.

mira cómo está el patio
que ya ni siquiera me apetece salir a beber contigo
(mi deporte favorito)
para brindar por los sin ti.

viernes, 16 de abril de 2010

un metro cuadrado

1.
salgo a fumar habitualmente (pongamos 7 o 8 cigarrillos al día) al rellano de una escalera de incendios cuya superficie no supera el metro cuadrado. a modo de barandilla, tiene 2 barras estrechas, verdes, muy separadas entre sí. con eso me refiero a que, si me cayera, cabría de sobras entre ellas. un dato más: es un quinto piso, y los días que estoy cansada o resacosa me da mucho vértigo y fumo al lado de la puerta, intranquila, a toda castaña, porque me da miedo. abajo hay un patio interior hecho polvo, entre fábricas y contenedores con el suelo muy sucio.
durante estos años que llevo fumando en la escalera de incendios, he vivido algunos disgustos. no del tipo muertes o pérdidas importantes, pero sí me he sentido realmente mal, incluso un poquito desesperada. y alguna vez he fantaseado (nunca en serio, que nadie se asuste) con qué pasaría si saltara y ciao mundo.
por eso, desde mi metro cuadrado acostumbro a pensar en el increíble valor de los suicidas. que no pueden con su vida pero tienen agallas para saltar al vacío desde su escalera de incendios particular.
y por más vueltas que le doy me parece pues eso, increíble.

y 2.
un metro cuadrado es el nombre de la última canción que me ha robado el corazón -ripio mediante.
una versión brutal de vainica doble by los planetas.
si alguien me lee, que haga algo mucho mejor y la escuche.

miércoles, 14 de abril de 2010

A veces

A veces te odio
y me vuelvo loca
y me largo con otro
pongamos que tiro,
a ver si me toca.

Y a veces te adoro
te cojo del pelo
te canto los coros
te dejo que subas al mismito cielo
y luego te estrello
y te mando al infierno.

Más tarde se acerca el invierno
con prisa.
Y voy y te elijo
maldita sonrisa
por ser mi mejor enemigo

y entonces,
por fin,
te vienes conmigo.

lunes, 12 de abril de 2010

como tú,

como tú, yo también conduje horas en silencio teniendo a alguien al lado.
como tú, he sentido que una canción me iba a reventar por dentro.
como tú, me he pasado de la raya unas mil doscientas veces.
como tú, conozco el dolor y la rabia y el rechazo y lo que queda después del dolor y la rabia y el rechazo.
como tú, sé lo que es vivir soñando 19 días y 500 noches.
como tú,
etcétera,
contigo.

Al otro lado.

Por las ventanas. Gracias.

¿Son ellos los que viven en tu casa
o tú estás ocupando la de ellos?

Despertó y decidió que hoy sí se asomaría.
Y al otro lado sólo alcanzó a ver un desfile de fantasmas.

No quieras saber lo que estoy pensando.
No me pidas que te cuente qué tipo de cosas revueltas dan vueltas dentro de mí.

Soy una colección de monstruos que se turnan para reírse de mí, de las noches, de ti y hasta de los putos, por chillones, dinosaurios.
Un catálogo de caballeros con sombrero y señoritas de blanco satén que vienen a tentarnos justo cuando habíamos conseguido salvarnos.
Un suicida en potencia que piensa a donar su cuerpo a la ciencia por aquello de colaborar.
Soy un espectro y un perfecto conocido, soy una devota corrupta y perdida y también una bestia redimida. El sueño y mi peor pesadilla.
Soy las pupilas insomnes que un día durmieron por ti.