miércoles, 24 de agosto de 2011

y ha merecido la pena.

Vamos, play.

1. Esta es la historia de un avión rebelde que hace escala en Nápoles para que te juegues la vida por una copa cuando los bares a punto están de cerrar, dando gracias al cielo por no haberte estrellado (azafata tremenda dixit) ni muerto a manos de un camorrista (erasmus inútil dixit).

2. Pero contra todo pronóstico, al fin llegas, y el rent a car se ha disfrazado de panadería y los opel corsa son mercedes y para qué queremos bragas. Las curvas, no obstante, sí son curvas y qué mejor celebración que la primera de las mil dosis de calamares con cerveza del viaje.

3. Primera parada y misión cumplida, sobre todo en lo que a cantidades industriales de vino local se refiere. Qué tremenda la tapa de cebolla local y qué tremenda la ración de menda (local), hostiazo animal mediante. Si lo hacemos tonto mío hagámoslo como es debido. Por no hablar de la Danza kuduro, o como rayos se escriba.

4. De ahí al madrugón y de rally a la playa y a un bonito y solitario parque temático de la cascada y corre y consigue sobe como puedas. El atardecer en el chiringo no tuvo precio y el cambio de restaurante instantáneo no tuvo nombre. De hacer el Primosten, nada. De hacer el animalico, todo.

5. Jadrolinja o la palabra más difícil de escribir de la historia. We are toros y we bebemos a bordo, manque sean las 11 de la mañana. Mercedes en tierra y comida con vistas. Regalar tomates a mini-messi y descubrir un garito surfero. Y amanece que no es poco y poner rumbo a otro Cadaqués en modo playazo y anochecer con colofón en forma de partidazo.

6. I que volin els falciots voldrà dir que la terra és a prop, y si el paraíso existe está en un pueblo con mar allá por Vis, donde viven (en cuartuchos) ángeles de la guarda y donde hablan sin parar los súperplastas. Las antemesas se multiplican y hay que jugarse a los chinos una excursión con capi molón, puerto cristalino, cuevas y playa increíble, conquista de un barco mediante. Es una cuestión de suerte: al abordaje y más pivo.

7. Los días pasan en modo express y aún así les ganamos. Y en Korcula hay más fútbol y hay maratones de rakia y hay moteros, y como siempre hay un poco de prisa y un mucho de risa. Para terminar en una azotea que vale mil murallas y en un festival de vino, gambas y chupitos con un escuadrón de camareros alistados.

8. Ahí quedan las mil pivos, los reglazos, mamá maleta y sus maletitas, todos los capis del mundo y todas las rocas del mundo, el festival de heridas de guerra, el mejor departamento de cátering del globo, una jartá de souvenirs y una tonelada de calamari, por no hablar del trillón de fotos. Y al final todo se resume en la esquizofrenia, la risa, los shows, los tropecientos kilómetros, las dos mil millas marinas y los cuatro millones de rakias.

Rakia arriba, rakia abajo.