sábado, 29 de septiembre de 2007

Hasta entonces

El día que el escenario no te tiña las canas y que el siguiente aforismo no te mate de risa, entonces sí, entonces retírate, muérete de miedo y deja la pista, esconde la cabeza y húndete, húndete directo a lo más profundo, a lo más recóndito, y hazlo sin la menor esperanza de volver. El ruedo no está hecho para todos: convéncete y lárgate. Quién sabe, tal vez allá abajo volvamos a vernos.

Pero hasta entonces, hasta entonces respira, adormécete pero despierta, mécete pero despierta y salta todavía más alto. Hasta entonces no te salves, juégate el pellejo en cada escenario, vive por si algún día, y ni que sea por pura casualidad, llega el amor, o el sol, o la madrugada que aniquile a todas las demás. Eso o cualquier otra cosa que haga que tus ojos brillen.

Hasta entonces sufre. Sufre pero camina. Sal al campo creyendo que ese partido no lo vas a perder ni loco. Respira todavía más profundo y siente la sangre bullir en tus venas. Hasta entonces escribe, no pidas disculpas, enfádate sobre todo contigo mismo, mécete y vuelve a despertarte, llora, llora pero camina.

Hasta entonces grita. Siente las notas, las gotas, la sed de las olas. Hasta entonces sigue regalando sonrisas, chistes malos, impertinencias. Hasta entonces disfruta, ponte esa copa de más, sal a bailar el último vals, sueña. Hasta entonces sueña, suéñate y no te olvides.

viernes, 14 de septiembre de 2007

es probable

"es probable que el corazón suene más a palabra que a pedal de delay..."

11 inviernos contigo

El primer invierno fue grande, porque tú eras pequeño.
El segundo invierno estabas aprendiendo a andar… y se nos ponía el corazón de gallina viéndote.
El tercer invierno hablabas. El regalo fue oirte.
El cuarto invierno fue menos frío, porque tú estabas.
El quinto invierno ya eras la fiera que eres hoy, pero la mitad de grande.
El sexto invierno supimos que sin ti un invierno es el polo.
El séptimo invierno fue mágico… y nevó para que tú lo vieras.
El octavo invierno pedías, y sólo podíamos darte.
El noveno invierno alguien se marchó, pero no te quedaste solo.

El décimo invierno... pasó volando,
y el siguiente se retrasó,
para dejarte jugar un rato más con las olas.

jueves, 6 de septiembre de 2007

Bendita sea la rubia en celo

Más vale ciento volando,
¡cuántas noches por delante!
(-yo te estaré acompañando.)

martes, 4 de septiembre de 2007

In memoriam

Hace tanto tiempo que acaso ya se me olvidó pensarte.
Ahí estás, no obstante, por más recóndito que sea el lugar.
Recordándome, a golpe de beso póstumo, que una vez estuve viva.
Que una vez sentí el campo bajo mi espalda
y sobre mi pecho, tú.

Hace tanto tiempo que acaso ya se me olvidó pensarme.
Y aquí estoy, echando todo de menos,
lejos en el tiempo y el espacio,
cerca del ruido que, un día, lo empañó todo
y aún, de vez en cuando o tal vez siempre, lo empaña ahora.

No hace tanto tiempo.
Esta mañana parece que has vuelto
a devolverme el campo y el pecho y el rumor
que lo empaña todo
y las canciones que nunca escuchamos
y las luces
y el tiempo y el espacio
y también la desagradable sensación
de saber que te pierdo
cada vez que te pienso
un poco más
sólo un poco más
o que ya te vas, de nuevo,
y de forma definitiva,
que al fin y al cabo viene a ser lo mismo,
o duele lo mismo
que es bastante.