viernes, 25 de julio de 2008

Sólo por eso sonríe.

Sólo quiero que pienses en lo bonito que ha sido. Las primeras noches fueron lo mejor que le puede pasar a alguien, ir a cenar tiritando, por qué yo, por qué así, correr bajo la lluvia, no querer que se acabaran y despertar con la sonrisa más grande del mundo, ir a trabajar flotando, no poder parar de pensar y de escribir. Oir Bad influence y sentir que era la única canción en el mundo. Los primeros fines de semana en Madrid, los Matritums, los Chicotes, el ático en la calle Santa Ana, los paseos en la Barceloneta, los besos una noche por la Catedral, como si se acabara el mundo. Eso lo hemos hecho nosotros, hemos sido nosotros. Nadie más ha visto Sicilia como tú y como yo, ni ha tomado vino en una calle oyendo música, ni ha hecho el amor en todos los hoteles, todas las noches, todas las mañanas. Estuvimos en el Summercase, y el beso en medio de la pista daba para una foto y para muchas más fotos. Nadie más sabe que un cambio brusco de vía es un milagro y que después de comer un plato de pasta de verdad a los copilotos les dan achuchones y a los abuelitos también les dan achuchones. M costarà no tenir-te al costat avui. Be punk, my girl. O cuenta lo que fuimos. Fuimos a Gijón y a Cudillero y a Lastres y llegamos tarde a comer porque la cama era más fuerte que nosotros y nosotros éramos más fuerte que nosotros. Nos hemos comprado casas en el campo, en Asturies, en la capital y donde hiciera falta. Pasamos una mañana queriéndonos en la piscina y no nos ahogamos. Oímos a dinosaurios gritar otras mañanas. No pudimos ver una película porque los besos eran la mejor película. Llegamos tarde pero llegamos siempre, a cualquier hora. Incluso después un concierto de Scissor. Eso lo hemos hecho nosotros, hemos sido nosotros. Hemos aprendido historia, política y economía entre plato y plato y plato y plato de foie, de gambas, erizos, pichinas, scampi, sardes. Hemos hecho la croquetilla. Hemos descubierto que el fin del mundo puede estar en Sant Feliu de Guíxols, de triple concierto mortal, de top less en la playa y en la pensión y de verbena final con traca final incluida. Oímos a Sabina mil veces, en Granada, en el Pipiolo y el Mediterráneo (un día querré volver), y también oímos Mediterráneo. La habitación 321 nunca será la misma y las misiones a por el periódico nunca serán mejores. Nos escribimos todo y nos siguen quedando palabras para escribirnos. Hemos leído Babelias y Montalbanos y carreteras y cosas que hacen bum, desayunando, en la cama, recién levantados y antes de acostarnos. Te gané a los chinos y tú a mí no me acuerdo, oímos dinosaurios enanos pidiendo la luna, no hubo un pincho campeón que no comiéramos. Pa habernos matao, Casa Paco, Rauda y Veloz, Y sin embargo. Atravesamos carreteras, nos reímos, bailamos abrazados, borrachos, vestidos, desnudos, bailamos, bailamos? Hemos conquistado Donosti, Benicassim, Budapest, hemos compartido campañas y tiendas de campaña, noches sin dormir por campañas y después de las campañas, más allá de las campañas. El primavera sound, el elástico, el sidecar, el peatón se nos han quedado pequeños. Eso lo hemos hecho nosotros, hemos sido nosotros. Nos hemos cogido la mano cuando más falta hacía, sabemos lo que son las reconciliaciones, las palabras de amor, los frijolitos y las punkis, tuvimos trillizos filósofos, vimos puestas de sol abrazados, compramos pulseras hippies y anillos de pedida y colgajos en el día de la madre, tomamos todas las curvas del mundo en la Alpujarra, buscamos berberechos, nos enamoramos de las patas de gallo y de los pies encogidos, nos atamos los cordones de los zapatos cienes y cienes de veces, compramos tabaco hasta en la luna, jugamos al ajedrez, nos escondimos en el limbo y de milagro no nos encontraron, cogimos mil trenes, cambiamos edredones y cambiamos mil millones de sonrisas. Eso lo hemos hecho nosotros, hemos sido nosotros. Sólo por eso sonríe. Cree que todo es posible. No dejes que nada te fisure. Aquí estoy y pronto hablamos.