Yo creo que escribo
desde siempre, aunque no tenga una historia detrás tan tremenda como la de cualquiera
Cohen. Mi padre, by the way, sigue vivo y coleando. Podría inventármela, la
historia, también es verdad, pero a fuerza de inventar cosas uno también acaba
por cansarse. Por si alguien no lo ha pillado: trabajo en publicidad y no, no
es tan divertido como parece. Es cierto que fumo y bebo como todo personaje de
Mad Men que se precie. Mi tragedia particular es que lo hago cuando no estoy de
servicio, así que coincide con los fines de semana y/o las noches, excepto
algún desvío ocasional. El glamour está sobrevalorado. Aunque probablemente sea esta la
clave de mi supervivencia; de otro modo ya me hubiera matado una cirrosis
galopante. Decía. Que bebo -Jack Daniel’s o gin&tonic con una rodaja de
naranja- y fumo -Winston light, siendo el light lo más moñas que he hecho en mi
vida. Tuve 3 o 4 novios y fracasé unas 10.000 veces (echen cuentas ustedes
mismos), aunque me reí mucho por el camino. Y sí, les quise. En esta línea de
cosas, tengo una triple moral ejemplar y me quiero matar por inconsciente una
vez cada siete minutos. Para no sucumbir a tan serio instinto suicida leo, que
quieras que no distrae. Como distraen los partidos del Barça, aunque algo me
dice que a partir de ahora la distracción tornará en ansiedad y temblores si
es que no lo ha hecho ya, a lo que creo que voto sí. Otra de mis grandes virtudes es la adicción al veneno, que
como todo el mundo sabe adopta formas muy diversas. Es cierto que como bio esto
no sirve demasiado pero a día de hoy ¿quién le hace caso a los briefings? La
clave está en sentirse culpable luego, lo cual -mal está que yo lo diga- me
honra algo. Pero ojo, sin pasarse.
lunes, 29 de abril de 2013
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario