Puede parecer el título de un cuento de Cortázar, pero (una pena) no lo es.
Es el de la crónica del verano que nunca escribiré.
Por inenarrable y porque, como ya dije alguna vez, cómo van a caber tantos versos en un puto blog.
Eso sí, larga vida a la ensalada griega, al bloody mary, a las gafas de buzón y a los huracanes que arrasan mi carita (y mis brazos-violeta) al despertar.
Me decías lo que media entre tú y tu soledad, es un trecho que no puedo abarcar.
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