lunes, 30 de agosto de 2010

Final de verano*

Esta es una historia de vicios imposibles como robar cantidades ingentes de sacarina en los aeropuertos, y de aquí a la cleptomanía, lo sé, hay un paso. De festivales entre rastrojos donde de repente aparecen amigos y más amigos y de dar gracias por estar vivito y coleando. De la HISTERIA en mayúsculas al no encontrar el periódico del domingo, y al fin, milagro, que aparezca en el último Relay aeroportuario posible y casi hacer la croquetilla. Es una historia de caballeros que convierten una noche en un viaje lisérgico y te hacen convulsionar de la risa para luego dormir como un lironcito y de caballeros que no sólo le meten mano a la vida sino a ESTA INGENUA DAMA que suscribe. Es la historia de ser forastero en la isla número 3 del recuento parcial (anual) de islas. De aterrizar despegando y/o viceversa. De un lunes por la mañana en modo contrarreloj para que el verano, que es lo más, no se muera nunca.

*Título recommended, por cierto. Ay...

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