lunes, 30 de agosto de 2010

digamos que la palabra no es un medio para ser feliz,

y aún así qué alegría, qué alivio, qué ataque de amor, qué infinitas gracias tengo que darte por venirme a buscar hoy y que yo vuelva a tenerte bien cerquita, los dos en medio de esta sórdida ciudad que mira de reojo al mar y a ratos nos deja ciegos, los dos callando aún teniendo tantísimo que decirnos, porque incluso avanzando a trompicones entre la niebla lo que tenemos es más que suficiente. qué bonito que al terminar estés abajo y haya un asiento a tu lado y podamos brindar ya no por lo que fuimos, sino por lo que seremos.

No hay comentarios.: