Será las Termópilas o no será.
Todo lo que no sea una batalla campal os lo regalo.
Veo que asentís.
Y eso está muy bien.
Todo el mundo sabe que entre la cena y el desayuno hay un abismo.
Ahí es donde no hay que renunciar.
O sí, con el convencimiento de ser unos pusilánimes.
Y los cobardes no saltan al campo ni salen al ruedo.
Se quedan en zapatillas.
Por eso los banquillos están llenos.
Por eso y porque son más cómodos.
Pero la comodidad es gris y es barata y es vulgar.
Ahí cada cual sabrá qué pie calza.
Y esto es así.
martes, 3 de enero de 2012
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